Es muy difícil y lejos llegar a estas tierras, no sólo por la distancia, sino por el dinero que implica hacerlo, así que teniendo el pasaje y estadía cubiertas, cómo no aprovecharla??
En primer lugar estuvimos en un lugar muy especial, el Principado de Mónaco. Todo allí está cuidado, los paseos, los edificios, las playas. El respeto por las personas se traduce en el orden, la utilización de lo público y la belleza estética que ofrece a lugareños y turistas.
Todo es público (las playas, los parques y paseos, los jardines municipales) y se puede acceder a cualquier lugar. La ciudad está llena de escaleras, túneles, ascensores y flores por doquier.
Hay obras de arte en los parques expuestas como en una galería. Hay desfibriladores cardíacos por toda la ciudad (hay que subir y bajar muchas pendientes) y jardines increíblemente diseñados, con árboles, rosas e infinidad de cactáceas. Hasta diría que es muy femenina!!!
Creo que no sólo es destacable su aspecto estético, su historia es muy rica, tanto que es gobernada por una monarquía, que según dicen es la más antigua de Europa, por la familia Grimaldi. Cabe destacar que sufrió 15 invasiones y hasta fue ocupada por el Hitler en 1944.
Alberto I fue, no sólo uno de sus monarcas, también un hombre de ciencia que creó una de las atracciones principales de este país: el Museo Oceanográfico , me emocioné mucho al ver que su director fue Jacques Costeau, cuyos documentales veía una y otra vez!!!
Ahora entiendo cómo fue posible que este hombre supiera tanto sobre la naturaleza en el fondo del mar. El museo posee un acuario con unas peceras que reproducen fielmente distintos hábitats del fondo del mar: corales, colonias de anémonas, y toda la fauna marina del Mediterráneo y los Mares Tropicales. Hace unos años que lamentablemente no está más en su pecera el pulpo gigante de las Azores, capturado por el monarca y que, según dicen, era de un tamaño muy espectacular.
Aprovechando la cercanía, fuimos hasta Niza y recorrimos un poco de la Costa Azul. Las palabras son pocas para describir este lugar. Sus aguas, el sol, las ferias de productos locales, todo es una invitación al disfrute y una activación de los sentidos. El aroma de los condimentos, la alegría de la gente, una bulliciosa ciudad llena de historia y celebraciones, elegida por pintores como Picasso, Chagall y Matisse para vivir e inspirarse.
Volviendo para Mónaco hay varias localidades costeras, cada una con su puerto y su playa, su mercado y su belleza. Esta es una foto de Villefranche Sur Mer, el respeto por la naturaleza y su entorno hace que sus habitantes y turistas la puedan disfrutar a pleno.
También visitamos Eze, una villa medieval en lo alto de una colina sobre el mar. Está absolutamente conservada, con sus calles, casas e iglesia, el castillo que dominaba en lo alto fue destruído por Luis XIV, pero por suerte el resto de la villa se mantuvo intacta. En sus casas vive gente que en su mayoría se dedica a atender a los turistas.
No quiero aburrir con los relatos de viaje, pero mi sensibilidad está abierta al tejido y sus manifestaciones, y también a valorar la historia de un pueblo, su amor a la tierra, el respeto por la naturaleza y la conservación de sus tradiciones, aquí en Europa, la China ó América.
Más fotos de este viaje, aquí.
A veces sólo nos enteramos sobre frivolidades y eventos deportivos del lugar o pensamos erróneamente que no tendremos nada más que ver que costosos autos y ropa de altísima calidad y diseño. El Principado me impresionó como un lugar que ha aprovechado su enclave natural y desarrollado sus construcciones en armonía con su entorno. Nada es exhuberante ni exagerado. Todo está en su justa medida y por supuesto, tiene su toque aristocrático.
Agradezco esta posibilidad nuevamente y quiero que viajen y disfruten conmigo una vez más. En el próximo post: Venecia y Verona, dos perlas del Véneto.